Cuando
tu mundo tiembla
te
haces muchas más preguntas,
más
que d'habitude, más que nunca.
Cuando
tu “normalidad” se vuelve
con
claridad relativa, cuando tu universo
se
aprecia como un “otro de tantos”,
cuando
tu lógica no es
“la
lógica común” que pensabas,
cuando
sientes la inestabilidad,
agitarse
la tierra, revolverte desde dentro,
cuando
tantas miradas,
cuando
tantas palabras,
cuando
tanto vivido...
tu
mundo tiembla.
Mi
mundo tiembla,
se
agita, se mueve, se retuerce...
Mi
mundo tiembla, cada día,
pero
yo permanezco, fuerte,
despierta,
pisando firme.
Por
los caminos de tierra roja pisan muchos pies a diario. Pies grandes y
pies pequeños. Pies cansados, pies marrones, pies con polvo, pies
con barro. Pisan pies descalzos y pies con calzado comido por los
pasos. Pisan pies enanos, piececitos, pies que aún tropiezan al
pisar. Pisan pies de mujeres y pies de hombres. Pies de mujeres. Pies
de mujeres. Pies de mujeres cuando aún la tierra es negra, cuando
aún no se distingue el color ni la sombra. Pies de mujeres. Pies de
niñas. Pies de mujeres, mujeres cargadas. Mujeres que cargan pesos
en su cabeza y bebés a sus espaldas. Mujeres que cargan barrigas de
embarazadas. Mujeres jóvenes, mujeres ancianas, mujeres niñas.
Pies femeninos que se hunden en la tierra. Pies de campo. Pies de
trabajo. Y la infancia... cubierta en barro... Pies con heridas nunca
curadas. Pies apretados por zapatos pequeños. Piececitos. Pies que
me duele mirar, pies que me pisan por el cuerpo, dejándome huellas
pesadas, imborrables. Me pesa, me pesa, me pesa en el camino ver
tanto y tanto pasar...
Los
momentos.
Y
los recuerdos. Qué importantes son.
Todo
lo que tenemos almacenado,
todas
esas imágenes, batidas con emociones...
tantas
sensaciones, tantas personas,
tantos
escenarios... toda esa vida.
Y
ahora, aquí.
Es
mucho, es mucho.
Falta
paz y falta libertad.
Faltan
buenos momentos
para
tantas personas...
Faltan
buenos recuerdos,
buenos
presentes.
Son
tantas historias, tantas vidas,
tantos
y tantos presentes sangrantes...
Me
falta papel, me faltan palabras
para
expresar tantas ausencias.
Me
irrita, me raspa, me pica.
Intento
tildar de energía y alegría mis días,
como
sacando fuerza del fondo,
como
queriendo pasar otra página en blanco
llenándola
de escrituras bonitas.
Pero
en el fondo... ¡ahhh! El dolor.
El
dolor de esta existencia.
El
dolor de las niñas/os que lloran solas/os.
En
el fondo... una música triste,
pero
con fuerzas. Y malestar.
Pero
seguimos.
Seguimos
adelante, en pie, marchando.
O
continuar, o rendirse.
Y
aún soy joven, y sólo espero
seguir
rejuveneciendo cada día,
aunque
el cuerpo pese, aunque cueste el paso.
Quiero,
quiero estar aquí,
seguir
aquí, construír aquí,
tan
cerquita de esta infancia robada,
tan
cerca que el dolor me salpique
tanto
que no pueda dejar de caminar
adelante, que no pueda pararme.
Y
las preguntas se expanden.
Siempre
las preguntas.
Y
me digo ¿por qué? ¿Por qué?
¿POR
QUÉ, POR QUÉ?
Y
te interrogo a ti, también,
que
me lees desde el otro lado,
y
te miro, y te pregunto por qué.
Por
qué. Por qué yo escribo aquí,
por
qué. Por qué tanta miseria,
tanto
maltrato. Por qué.
Por
qué tanta soledad, tanta falta
de
cariño, tanta falta de respeto
a
los derechos de las personas,
de
la infancia, de la vida.
Por
qué. Por qué tanto odio,
tanta
imposición y tan poco cariño.
Por
qué este imperio del pene,
este
imperio fálico, que lo pudre todo.
POR
QUÉ, por qué tantos males evitables
que
no se están evitando ahora.
CLARO
QUE ESTOY TRISTE.
Ya
lo sabéis. Ya lo sé.
Estoy
triste y siento mucha rabia.
Pero
no van a poder conmigo.
No
ahora, no aquí. Vamos a seguir.
Porque
es justo, porque me siento
movida
a ello, y sobre todo,
porque
tengo el privilegio de poder
decidir
hacerlo, pese a todo.
Tengo
el apoyo,
y
tengo la fuerza.
Y
aunque no tenga los abrazos,
tengo
vuestros ojos, que me leen,
vuestras
manos que me escriben,
recordándome
que lo que hago es justo,
que
lo que hacemos es bueno.
Y
de pronto,
encuentras
a personas que luchan,
que
luchan aquí, que luchan contigo,
que
luchan por lo mismo.
Y
de pronto,
encuentras
sonrisas, personas valientes,
personas
que trabajan bien y
trabajan
con el corazón.
Y
de pronto,
te
coges de la mano, no te ves sola,
y
se hace mejor el mantenerse firme
mientras
nuestro mundo tiembla.
Cómo
os quiero y cómo os echo de menos, no os podéis imaginar.
Y
cómo os agradezco todo, cómo me alegra oíros, saber que estáis
conmigo, sentiros cerca...
No
dejéis de mandarme fuerza,
y
cariño, os lo pido y os lo agradezco.
Esto
lo estamos construyendo juntas/os.
Te
quiero, os quiero.
-Isa-
Hi Isa, no te quepa la menor duda, la distancia entre nosotr@s no existe nuestros sentimiento y energías siempre están y estarán entre mezclados y eso nos hace más fuertes para poder seguir luchando día tras día. Muchas gracias por ser cómo eres. TE QUEREMOS UN MONTONAZAO. MILLONES DE BESOS.
ResponderEliminarIsita!! tan lejos pero tan cerca...en cada una de las palabras, de las lineas te veo, te imagino y te pienso.
ResponderEliminarMuchos muchos besos y abrazos. Y millones de fuerzas
Rub.