jueves, 15 de enero de 2015

Mon pays... c'est le monde.

Amanece en la escuela maternal de Balepipi, Balessing





Mon pays est un concentré de tous les malheurs des peuples, une synthèse douloureuse de toutes les souffrances de l'humanité, mais aussi et surtout des espérances de nos luttes.

(Thomas Sankara, 1984)

Poesía o barbarie. Como fuga, como encuentro.


La tierra que atrapa.

Sembrada ya la mitad de mi cuerpo
bajo tierra densa de lluvia y pisada
por grietas y heridas de piernas descalzas
golpea con fuerza, hay desgarro por dentro;

entregados mis brazos al sudor y al peso
de la polvorienta infancia con hambre y con miedo,
siento los tirones desde el otro lado,
desde donde yace la mitad de mi cuerpo.

Allí,
donde cada paso es punzante en la espalda,
ardiente en la nuca y vacío en la garganta,
donde cada lluvia por dentro te empapa,
donde nuestros ojos ven solo miradas,

cavan el surco madres en la tierra
que cubre la mitad de mi cuerpo encerrado,
brotan pequeños y grandes los maizales,
cantan los pájaros brillantes, que posados
tiñen de luces ese verde selvático;

cargan de agua plásticos rajados,
las botellas planas y los cubos amplios
muchas manos juntas minúsculas y fuertes
para regar la sed de mi cuerpo sembrado
y que vengan mañana a posarse otros pájaros;

corren las infancias con cañas de azúcar
sobre sus cabezas y el vientre cansado
de inventarse dulces pequeños bocados,
corren aunque sangren de heridas los pasos
y el peso del cubo desgarre los brazos.

Y allí,
mientras veo la mitad de mi cuerpo a la sombra
rodeado de verdes, miradas y cantos,
apartándome a niños y a madres cavando,
me siento en la escuela a esperar, sollozando,

me siento tan débil, los huesos pesando
los kilos en agua de lluvia atrapados
que no encuentro nada que alivie mi espanto
y saque el dolor que el horror va clavando
más que una sonrisa de un bebé muriendo,
muriendo sin rima, en silencio muriendo.

Y los tirones vuelven desde el otro lado,
cada vez más gritos, cada vez más manos
que me agarran juntas, para que te escriba
y al leerme ahora agarran tus párpados,
tus ojos ya saben, aún faltan tus actos.


Me śe dividida enteramente,
enteramente unida al momento presente,
que ruge, que chilla, que exige respuesta
inmediata, conjunta, que estemos alerta;

mientras haya vida estaremos unidas,
y, aunque divididas, seremos la misma
fuerza palpitante creando presentes
de amor y esperanza activa de gentes,

seremos los pies embarrados y heridos,
seremos también los desaparecidos,
mujeres y niñas, jóvenes y niños
seremos por siempre altavoz de sus gritos
y mano compañera que traza camino.


Soy los dos mundos,
tensionados, ardientes;
somos el mundo,
el latido presente.

Todo ha pasado tan deprisa
que sólo me queda reconocer mi necesidad de tiempo para,
y leerme y releerme en mí
y en otras personas
y en otras formas de vida, releerme
mientras leo la historia colectiva
las mudas historias,
la rabia reprimida.


Porque somos más iguales
de lo que creemos
y siento
que hay algo
estallando
en cada una de nosotras
capaz de generar
lo bueno aún no creado.

Y yo
tengo un amigo en el sur
tengo una hermana en el sur
tengo unas manos arrugadas
que no abrazan solo,
que trabajan.

Tengo cientos de ojos pegados
a la solapa de mi mente
anclados, pidíendome
que les devuelva la mirada

Para mí ese sur ya no es anónimo
para mí ese sur ahora es mi norte,
un norte que me salva de los días
un norte que construye ese horizonte
donde todos los posibles pueden darse...

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Gracias por seguir apoyando nuestros pasos.
Estamos construyendo muchos de esos posibles,
haciéndolos reales. Lo estamos haciendo juntas/os.

Os quiero.

-Isa-