domingo, 4 de agosto de 2013

Cuando la escuela es el viaje...


En el rincón del planeta donde he pasado más tiempo de mi vida, pronto nos mostraron que 'la escuela' era el templo a venerar si una quería salir de la ignorancia. Fracaso escolar supondría marginación social en el futuro de las alumnas/os. Expediente escolar brillante supondría plena realización social y personal.

'La universidad' sería el siguiente templo al que rendirse, sin cuestionarse alternativas. El 'desarrollo curricular' de la persona estudiante incluye, ¡cómo dudarlo!, seis o siete años de pertenencia a los círculos universitarios. Y luego... ya habrá tiempo para las lamentaciones.

Una constante anulación del presente nos ha pesado a muchas. 'He de hacer esto para luego poder hacer esta otra formación...', 'Si no tengo este título, no puedo conseguir esta otra cosa...' Proyecciones hacia un futuro (bastante incierto, cada vez más) desde que somos casi bebés. La niña/o escolarizada/o pierde su identidad como persona. Sólo se le pregunta cómo lleva el cole, qué quiere 'ser' (profesión) de mayor, o qué asignatura le gusta más. No hay espacio para una identidad más allá de la estructura escolar.

Aprender es básico. Para la supervivencia, para la estabilidad emocional, para relacionarnos con el medio, para el crecimiento personal... para mil historias más. ¿Pero cómo? Siempre el viejo dilema del enfoque del aprendizaje... La estructura escolar, y hablo por mi experiencia, me ha enseñado, casi en su mayoría, datos acumulables (y fáciles de olvidar). También me ha enseñado algunas estructuras de comprensión de la realidad, todo sea dicho. ¡¡Pero cómo repetir que lo útil, lo práctico, lo que me proporciona cierta felicidad, se ha hallado fuera de ella!! (...)

Para críticas del sistema educativo, otros espacios habrá. Las carencias relucen desde lejos. La exclusión de las minorías se agrava y en los distintos estratos sociales cada vez estamos más separadas unas de otras/os. Pero... de esto podemos hablar otro día. Yo reivindico la enseñanza pública universal (¡suena a idealismo, ahora, ¿verdad?), una enseñanza por definir y estructurar, en especial en valores (pues parece que la estructura de los contenidos está ya muy bien definida). Una enseñanza que se materializa en escuelas, en mesas y sillas, en recursos materiales para todas las niñas/os, todas/os. Es imposible replantear las bases de la educación universal sin atacar de fondo las bases económicas actuales. Y hemos de ser conscientes de que la profunda desigualdad es la base. Si no hay visión global, estamos dando una educación sesgada, muy limitada al afrontamiento de las problemáticas reales. Y una educación etnocentrista en este rinconcito, es una injusticia que se perpetúa en muchos otros. Así en abstracto suena a 'esto ya lo he oído', pero todas las niñas/os están muy lejos de esa abstracción, tienen problemas y sacrificios reales.

Reivindico el trabajo por una escuela libre (¡¡ponte a definir 'libre' ahora!!). Libre de influencias económicas, políticas, religiosas, o cualquier otra influencia lucrativa. Una escuela que asuma sus déficits y salga a buscar las soluciones a los problemas que genera. Una escuela que entienda que sólo viviendo distintos contextos es posible tomar una perspectiva más amplia.

Apuesto por el aprendizaje en el viaje. Una puede dar vueltas a un mismo problema durante largo tiempo. Incluso puede darse vueltas al mismo problema durante siglos, por distintas generaciones de humanas/os. Hacerlo y sentirse agotada/o, sin darse cuenta de que estaba enfocándolo siempre de la misma manera. Sólo cuando una sale de la cajita del rincón donde siempre ha pensado y vivido, se le aparece un nuevo enfoque, una nueva perspectiva que puede darle solución a tal problema... o descubrirle que, aunque tenía forma de problema, en realidad no lo era.

Emplear nuevas herramientas, nuevas miradas, nuevas actitudes ante situaciones similares. Conocer y sumergirse en otra forma de acercarse a la realidad. Viajar, pero no como quien viaja para volver a su punto de partida, sino viajar para aprender del presente como no habías aprendido antes... viajar para vivir, hacer del viaje la propia 'esencia' de estar viviendo.

Cansada de escuchar charlatanes que saben de todo sin siquiera tener conciencia de que están metidos/as en su cajita, en este rincón del planeta, y en este tiempo histórico. Despreocupados/as por la falta de perspectiva, anunciado discursos como si fueran verdaderos axiomas. Cansada de escuchar a gente hablar de todo y opinar de todo, aunque no tengan cercanía con el tema... ¿Todo el mundo tiene derecho a opinar? Todo, claro. Pero, ¡ojo! Que no todo vale. Caer en el relativismo es fácil. Cuidadín. Es preciso aprender mucho, vivir mucho, viajar mucho, conocer muchas realidades... escuchar y observar mucho... Es preciso cuestionar el propio aprendizaje, el proceso, los contenidos... Es preciso valorar con admiración otras opciones, que a veces por estar alejadas producen cierto pánico desde nuestra esquinita.

La arrogancia y la soberbia se quitan cuando sales, cuando eres tú la extraña, tú la minoría. Señoras/os, un poquito de humildad, que a veces el viaje no hay que hacerlo tan lejos para ver de lo que hablo...

[Oriento mis días para seguir pagando billetes de avión. O lo que surja. Y no valen excusas, cada una a su lucha con sus sacrificios y sus placeres.]