Inadapté
et élitiste, le système éducatif africain d'aujourd'hui alimente
la
crise en produisant des inadaptés économiques et sociaux, et en
dédaignant
des pans entiers de la population active.
(Baba
Hakim Haïdara et Stanislas
Spéro Adotévi)
PARTE II. LA EDUCACIÓN
SUBSAHARIANA: SERVICIO A OCCIDENTE.
Sigo traduciendo y
parafraseando a Bayemi en español, de quien no me es posible
encontrar nada en esta lengua, ahora en una introducción a las
funciones de los sistemas educativos impuestos en África
Subsahariana. Superada la creencia de que las políticas africanas
actuales son independientes de la presión neocolonial, me siento
movida a seguir exponiendo información al respecto. ¿Cuál es la
actuación estatal que impide y bloquea el desarrollo de
nuevas/alternativas formas de entender y vivir el mundo? El control
absoluto, cerrado y autocrático de la educación. La educación
como práctica de libertad (en palabras de Paulo Freire), la
educación como base para acceder a otros mundos/otros modos,
la educación como medio para generar un pensamiento autónomo y
crítico con el estado de cosas existente.
El
uso que las
instituciones europeas (hablemos de Francia, por ejemplo...) hace de
las instituciones africanas permite el control de la población y
evita movimientos insurreccionistas (o en su caso, si han aparecido,
los oprime y extermina) que generen cambios efectivos en el
continente. En materia educativa, el control de la metodología, los
contenidos y los medios de acceso/permanencia generan una población
ajena a la mayoría de los procesos de mundialización/globalización
en los que se hayan inmersas, apta entonces para perpetuar el statu
quo (opresión, minorías elitistas extremadamente ricas con control
militar sobre la población, y una mayoría en lucha diaria por su
supervivencia -acceso a alimentos y agua potable, enfermedades
infecciosas...).
Nos
hago entonces la pregunta: ¿todo pasa en África? ¿Es que TODO pasa
en África? ¿Está esa tierra maldita por hechiceros y serpientes de
tres cabezas que prometieron aniquilar a la mayoría de sus
habitantes humanos? En otro momento me gustaría hablar sobre el
misticismo y el control político de la población a través del
sectarismo y el miedo (todas esas sectas africanas... ¡oooh, mon
frère!), pero ahora... entremos en materia: rompamos la ingenuidad y
los rezos pasivos por la desdicha
del continente subsahariano (continente, oui)
para indagar sobre las causas político-económicas que permiten que
las masacres humanas se sigan perpetuando EN LA MÁS ABSOLUTA
IGNORANCIA DE LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN OCCIDENTAL. Aquí no hay
brujos, hay HOMBRES. Hombres codiciosos, corruptos, maliciosos,
violentos, infames, sin sentido alguno de responsabilidad social o
empatía hacia su compañero/a humana/o, sanguinarios y crueles (todo
lo cruel y tortuoso posible)... Aquí hay hombres. Hombres que dictan
modelos de actuación, y hombres que los ejecutan. HOMBRES CULPABLES,
hombres responsables directos de las violaciones de derechos
fundamentales de la población civil subsahariana. Hombres que
SUPRIMEN a las mujeres, más de la mitad de la población del
continente. Hombres que oprimen a sus compatriotas, y a sus hijos, y
a sus hijas...
Es
por la necesidad y la urgencia de cambiar el paradigma de la
'desgracia africana' por el del empoderamiento africano
por lo que escribo. Para que aquí como allí seamos conscientes,
sepamos de facto que
hay responsables, personas
responsables. Acusables, por ello, señalables con el dedo. Para que
rompamos los tapones de los oídos de quienes no quieren escuchar los
berridos de dolor y de rabia de las/os que no pueden hacer nada más
por cambiar su forma de vida, de todas esas mujeres y hombres, niños
y niñas desesperadas a un arrojo existencial que las condena...
Hay culpables. Hay problemas bien identificados. Y mientras más
claros tengamos los problemas, más eficientes serán las soluciones
que planteemos. Hay soluciones. Depende de nosotras/os también,
tengámoslo claro...
Función y utilidad de los sistemas
educativos postcoloniales
Partamos de la
afirmación que dice que la educación proporciona a la población
destinataria la capacidad de iniciativa, de imaginación y de
adaptación a los contextos en los que se inserta, al tiempo que le
ayuda a generar respuestas rápidas de cara a los sucesos de la vida.
Y afirmemos también que las personas beneficiarias de los sistemas
educativos han de adquirir las herramientas eficaces para su
supervivencia y la transformación del medio en el que se inscriben.
Con esta visión, intuimos la utilidad de la educación, su sentido
práctico. (Recordemos que no se trata esto de educar en 'transferir
conocimientos' a un saco vacío o tabula rasa que pueda ser el
educando, sino que el proceso de aprendizaje es bidireccional y ambas
partes -educadora/educando- aprenden en el mismo).
Como señalamos en
la Parte I, la actividad educativa no es neutra, sino que juega un
papel político, social y económico en todos los países. En el
África Subsahariana se ha de investigar explícitamente si las
medidas educativas existentes contribuyen a subsanar los déficits de
desarrollo de la región, o si por el contrario facilitan el
mantenimiento de los hechos tal y como están ahora.
En líneas
generales, podemos resumir con Bayemi los objetivos de la educación
escolar (en relación al mundo/contexto) en:
- Formar intelectuales aptas/os para producir una verdadera revolución social, una mejora de las estructuras socioeconómicas del continente y una eliminación de las élites monopolizadoras de las instituciones
- Integrar a la juventud (formada) en el mercado laboral (combatiendo así la enorme tasa de desempleo juvenil con o sin formación), social y cultural, generando así una mayor motivación del alumnado por el acceso a los estudios reglados
- Crear conocimientos actualizados a la realidad del mundo global actual: plantear los problemas y retos a los que se enfrenta la sociedad del presente y generar críticas constructivas y transformadoras
Al estudiar los
casos de las instituciones educativas en el sur del Sáhara vemos
que ninguno de estos objetivos se cumple. La educación formal en esta
región es una herencia directa de la penetración europea del siglo
XIX, que destruyó toda huella educativa previa en el continente. (El
África tradicional tenía una forma de educación inclusiva y de
naturaleza funcional en la que predominaba el carácter colectivo y
social, sobre un doble plano material y espiritual. -Sí, familia,
claro que había métodos educativos previos a la colonización
europea, ya quedaron desmentidos los mitos sobre el negro
asilvestrado antes de la entrada del buen blanco instructor-).
La entrada de los colonos europeos en el África Subsahariana supuso el inicio del exterminio de toda seña de identidad local, instituciones tradicionales, prácticas y metodologías educativas, organizaciones político-económicas... Para justificar la colonización, y teniendo en cuenta la minoría de hombres blancos que estaban en terreno en relación a la población total europea, se difamó de forma sistemática sobre la organización social de los pueblos africanos, su cultura y sus valores, reduciéndolos hasta tal punto de animalizarlos y ridiculizarlos en su existencia como pueblo (pueblo africano, pueblo plural).
Así, comenzando una larga historia de mentiras y desprecios hacia este pueblo que llega hasta nuestros días (por mucho que irrite reconocerlo, hermanas/os blancas/os), los colonos (y neocolonos) interpretan los hechos que se suceden en el continente en función de sus propios intereses, y manteniendo la prepotencia heroica que impide juzgar como negativo el rol mantenido por Europa hasta el momento (los salvadores, protectores, misioneros, padres de África...). [Pobres nosotras/os que en nuestra ignorancia aún seguimos sin comprender que África es una mujer, huérfana, libre, trabajadora e independiente cuyos hijos/as, aunque oprimidos/as, están en vías de desatarse de las cadenas que sus falsos padres, blancos, salvadores hipócritas, les pusieron hace más de cien años y aun ahora siguen apretando fuerte hasta hacer llagas...].
La entrada de los colonos europeos en el África Subsahariana supuso el inicio del exterminio de toda seña de identidad local, instituciones tradicionales, prácticas y metodologías educativas, organizaciones político-económicas... Para justificar la colonización, y teniendo en cuenta la minoría de hombres blancos que estaban en terreno en relación a la población total europea, se difamó de forma sistemática sobre la organización social de los pueblos africanos, su cultura y sus valores, reduciéndolos hasta tal punto de animalizarlos y ridiculizarlos en su existencia como pueblo (pueblo africano, pueblo plural).
Así, comenzando una larga historia de mentiras y desprecios hacia este pueblo que llega hasta nuestros días (por mucho que irrite reconocerlo, hermanas/os blancas/os), los colonos (y neocolonos) interpretan los hechos que se suceden en el continente en función de sus propios intereses, y manteniendo la prepotencia heroica que impide juzgar como negativo el rol mantenido por Europa hasta el momento (los salvadores, protectores, misioneros, padres de África...). [Pobres nosotras/os que en nuestra ignorancia aún seguimos sin comprender que África es una mujer, huérfana, libre, trabajadora e independiente cuyos hijos/as, aunque oprimidos/as, están en vías de desatarse de las cadenas que sus falsos padres, blancos, salvadores hipócritas, les pusieron hace más de cien años y aun ahora siguen apretando fuerte hasta hacer llagas...].
Misiones
y colonos
“Pero si las monjitas ayudan mucho
a los negritos en África”... Ya. Simplifiquemos el asunto. No se
trata de paliar daños concretos (asistencialismo, caridad, que
genera dependencia del opresor/colono),
sino de crear un cambio suficiente que proporcione autonomía (una
mayoría de edad, si
queremos ilustrarnos como los colonos afrancesados) al pueblo, una
autonomía que le permita un autogobierno libre para tomar sus
propias decisiones sobre su presente y futuro. Sí, el pueblo
africano está constituido por mujeres y hombres inteligentes que, en
sus óptimas condiciones socioeconómicas, puede llevar a cabo
sistemas de gobierno democráticos (en el sentido más amplio del
término, poder por y para el pueblo). Pero hay que dejarle.
(¡DEJADNOS EN PAZ! Y en PAZ, digo. Porque hay guerras. Muchas. Y
asumir que “mucha gente tiene que morir” porque es “ley de
vida”, no me vale. Es ley del
neocolonialismo-eurocéntrico-blanco-opresor y opulento. Y el que
quiera morir, que se mate. Pero que dejen a los niños/as en paz...)
Las poblaciones del África
Subsahariana siguen presas de la mano blanca (dorada, más bien) de
las iglesias, instrumento colonizador europeo por antonomasia,
hermano de las fuerzas militares, diciendo ser protectoras de los
males que generan los propios africanos o de los males que la
naturaleza (quizás fuerzas divinas) acarrean sobre esta desdichada
tierra. La implantación de
escuelas misioneras en toda la región subsahariana es algo no sólo
numerosísimo, sino visible hasta para quien quiera evitar verlo, una
vez pisado el suelo africano. Estas escuelas proliferan por todos los
rincones de la región. Como ejemplo significativo de la
instrumentalización de la educación a través de las misiones
queda el hecho de que la mayoría de los líderes nacionalistas
(políticos africanos) de la primera generación tras las
'independencias' han salido de instituciones escolares dirigidas o
apoyadas por las iglesias cristianas. Con esta generación de
primeros líderes, y las sucesivas políticas de implantación de
metodología euro-cristiana en el ámbito escolar, se asegura la
dominación y la explotación de África, justificada por el simple
hecho de que la misión evangelizadora de los misioneros no se trata
de una simple labor humanitaria, sino que ha funcionado como un
precursor o un complemento de la conquista militar del territorio.
Por tanto, se ha de decir que ha existido una estrecha unión entre
los intereses de los misioneros y de los de los colonizadores.
De este modo, diciendo cumplir una
misión civilizadora de la población africana (ojo al término
“civilizador”, cómo animaliza y humilla a las personas locales),
se imponen las lenguas europeas al tiempo que se inculcan las ideas y
valores occidentales a través de una política de asimilación:
procurando que la élite indígena devenga una clase de sujetos
leales a la metrópoli. La dominación de los pueblos locales por las
potencias europeas no se limita a una acción política y económica,
sino que se entiende como un deber moral, para aportar 'claridad/luz'
a los pueblos salvajes.
La creación masiva de escuelas
misioneras por toda la región (hecho visto desde Europa como un acto
benévolo de alfabetización de la ignorante población
negra) desde el siglo XIX a
nuestros días, y pasando desde las “escuelas de rehenes” de
mediados del XIX hasta la actual (y nominal) “escolarización
masiva”, no constituye sino un medio de perennizar la dominación
europea sobre los africanos. Cualquiera que haya sido la potencia
europea (Francia e Inglaterra en mayor medida) que haya creado estas
escuelas, ha empleado el sistema educativo para mantener el dominio
en el país colonizado, continuar explotando sus riquezas y aumentar
el número de jefes locales (negros formados bajo este sistema
neocolonial) que continúen con la relación de sumisión/dependencia
de dicha potencia europea.
(…) Y sigue...
…..........
Hermanas blancas/os, desde este lado de las pantallas, ayudadme.
Ayudadme a generar lazos de apoyo, una red más allá de las
fronteras en las que se escuche sin reparos que EL PUEBLO AFRICANO ES
SABIO, que tiene capacidades de autogestionarse (tanto o más que
nosotros los europeos/as), que debe ser libre de toda opresión y
control externo, que los individuos corruptos que llenan los
despachos con aire acondicionado de las salas presidenciales
africanas pueden desaparecer de escena, que no necesita nuestra mano
protectora (porque no es un niño, sino una mujer, como escribía
arriba), sino nuestra mano compañera que le apoye en su lucha por la
liberación y emancipación...
No es justo. NO ES JUSTO, y todas/os lo sabemos.
Estoy des-espera-da, porque no quiero esperar más. Pero nunca
des-esperanza-da. Porque cada persona oprimida que he conocido
me ha enseñado, me ha dado fuerzas, para seguir con la esperanza de
un África unida, autónoma, justa. Y mientras sigo viviendo tampoco
me cuesta tanto trabajo esto de creer en ello...
Quiero que terminen los golpes.
Gracias por leer.
Un saco de abrazos.
-Isa-