martes, 4 de marzo de 2014

Temblar el mundo



Cuando tu mundo tiembla

te haces muchas más preguntas,

más que d'habitude, más que nunca.



Cuando tu “normalidad” se vuelve

con claridad relativa, cuando tu universo

se aprecia como un “otro de tantos”,



cuando tu lógica no es

“la lógica común” que pensabas,

cuando sientes la inestabilidad,

agitarse la tierra, revolverte desde dentro,



cuando tantas miradas,

cuando tantas palabras,

cuando tanto vivido...

tu mundo tiembla.



Mi mundo tiembla,

se agita, se mueve, se retuerce...

Mi mundo tiembla, cada día,

pero yo permanezco, fuerte,

despierta, pisando firme.





Por los caminos de tierra roja pisan muchos pies a diario. Pies grandes y pies pequeños. Pies cansados, pies marrones, pies con polvo, pies con barro. Pisan pies descalzos y pies con calzado comido por los pasos. Pisan pies enanos, piececitos, pies que aún tropiezan al pisar. Pisan pies de mujeres y pies de hombres. Pies de mujeres. Pies de mujeres. Pies de mujeres cuando aún la tierra es negra, cuando aún no se distingue el color ni la sombra. Pies de mujeres. Pies de niñas. Pies de mujeres, mujeres cargadas. Mujeres que cargan pesos en su cabeza y bebés a sus espaldas. Mujeres que cargan barrigas de embarazadas. Mujeres jóvenes, mujeres ancianas, mujeres niñas. Pies femeninos que se hunden en la tierra. Pies de campo. Pies de trabajo. Y la infancia... cubierta en barro... Pies con heridas nunca curadas. Pies apretados por zapatos pequeños. Piececitos. Pies que me duele mirar, pies que me pisan por el cuerpo, dejándome huellas pesadas, imborrables. Me pesa, me pesa, me pesa en el camino ver tanto y tanto pasar...





Los momentos.

Y los recuerdos. Qué importantes son.

Todo lo que tenemos almacenado,

todas esas imágenes, batidas con emociones...

tantas sensaciones, tantas personas,

tantos escenarios... toda esa vida.



Y ahora, aquí.

Es mucho, es mucho.

Falta paz y falta libertad.

Faltan buenos momentos

para tantas personas...

Faltan buenos recuerdos,

buenos presentes.



Son tantas historias, tantas vidas,

tantos y tantos presentes sangrantes...

Me falta papel, me faltan palabras

para expresar tantas ausencias.

Me irrita, me raspa, me pica.



Intento tildar de energía y alegría mis días,

como sacando fuerza del fondo,

como queriendo pasar otra página en blanco

llenándola de escrituras bonitas.



Pero en el fondo... ¡ahhh! El dolor.

El dolor de esta existencia.

El dolor de las niñas/os que lloran solas/os.

En el fondo... una música triste,

pero con fuerzas. Y malestar.



Pero seguimos.

Seguimos adelante, en pie, marchando.

O continuar, o rendirse.

Y aún soy joven, y sólo espero

seguir rejuveneciendo cada día,

aunque el cuerpo pese, aunque cueste el paso.



Quiero, quiero estar aquí,

seguir aquí, construír aquí,

tan cerquita de esta infancia robada,

tan cerca que el dolor me salpique

tanto que no pueda dejar de caminar

adelante, que no pueda pararme.



Y las preguntas se expanden.

Siempre las preguntas.



Y me digo ¿por qué? ¿Por qué?

¿POR QUÉ, POR QUÉ?

Y te interrogo a ti, también,

que me lees desde el otro lado,

y te miro, y te pregunto por qué.



Por qué. Por qué yo escribo aquí,

por qué. Por qué tanta miseria,

tanto maltrato. Por qué.

Por qué tanta soledad, tanta falta

de cariño, tanta falta de respeto

a los derechos de las personas,

de la infancia, de la vida.



Por qué. Por qué tanto odio,

tanta imposición y tan poco cariño.

Por qué este imperio del pene,

este imperio fálico, que lo pudre todo.

POR QUÉ, por qué tantos males evitables

que no se están evitando ahora.



CLARO QUE ESTOY TRISTE.

Ya lo sabéis. Ya lo sé.

Estoy triste y siento mucha rabia.



Pero no van a poder conmigo.

No ahora, no aquí. Vamos a seguir.

Porque es justo, porque me siento

movida a ello, y sobre todo,

porque tengo el privilegio de poder

decidir hacerlo, pese a todo.



Tengo el apoyo,

y tengo la fuerza.

Y aunque no tenga los abrazos,

tengo vuestros ojos, que me leen,

vuestras manos que me escriben,

recordándome que lo que hago es justo,

que lo que hacemos es bueno.





Y de pronto,

encuentras a personas que luchan,

que luchan aquí, que luchan contigo,

que luchan por lo mismo.



Y de pronto,

encuentras sonrisas, personas valientes,

personas que trabajan bien y

trabajan con el corazón.



Y de pronto,

te coges de la mano, no te ves sola,

y se hace mejor el mantenerse firme

mientras nuestro mundo tiembla.







Cómo os quiero y cómo os echo de menos, no os podéis imaginar.

Y cómo os agradezco todo, cómo me alegra oíros, saber que estáis conmigo, sentiros cerca...



No dejéis de mandarme fuerza,

y cariño, os lo pido y os lo agradezco.

Esto lo estamos construyendo juntas/os.



Te quiero, os quiero.



-Isa-


2 comentarios:

  1. Hi Isa, no te quepa la menor duda, la distancia entre nosotr@s no existe nuestros sentimiento y energías siempre están y estarán entre mezclados y eso nos hace más fuertes para poder seguir luchando día tras día. Muchas gracias por ser cómo eres. TE QUEREMOS UN MONTONAZAO. MILLONES DE BESOS.

    ResponderEliminar
  2. Isita!! tan lejos pero tan cerca...en cada una de las palabras, de las lineas te veo, te imagino y te pienso.

    Muchos muchos besos y abrazos. Y millones de fuerzas

    Rub.

    ResponderEliminar