sábado, 17 de octubre de 2015

Nuestra infancia nos necesita valientes


Si no fuera por ti,
porque veo llama clara en tu mirada,
moriría lentamente
en cada bala disparada;

si no fuera por ti,
y esa mirada,
estaría sepultada desde tiempo
mi esperanza.

Pero estás, estás para quedarte,
estrechándome con fuerza
desde el miedo,
estás en cada uno de mis versos;

tu infancia tierna
y tus labios prietos
me salvan de morir en el intento,
creando nuevas fuerzas para amarte.

Cuando tú me abrazas,
pequeño Maurice, no me abrazas solo,
me abraza la fuerza de la vida,
me abrazan las ganas de seguir
haciendo lo que hago.
 
Tu abrazo es eterno.




Cuando la sangre de infancia
riega los campos,
la tierra llora charcos
de injusticia,
y los perros beben...

Por el desarme real,
por el fin de la militarización
de nuestros niños,
por la libertad de la infancia.
Stop al dolor. Stop a las armas.
STOP AFRICOM.

sábado, 27 de junio de 2015

Heredera del Orgullo

Una de las recomendaciones del MAEC cuando viajas a ciertos países suele ser algo así como "no muestres afecto en público si eres homosexual e intenta evitar conductas homosexuales por ser socialmente inadaptadas hasta el punto de correr el riesgo de prisión". Te entra un escalofrío que se mantiene durante toda tu estancia en el país en cuestión, donde la homosexualidad es considerada un crimen que se asocia con el abuso sexual, la pederastia y rituales sádico-satánicos.

La ausencia de educación sexual en una gran parte de la población africana permite perpetuar un régimen patriarcal opresor homófobo y violento hacia quien no asume el "orden" (chaos) establecido. Se confunde todo: la lucha anticolonialista con el rechazo a trabajar por los derechos básicos sexuales y reproductivos. Siempre podrás ver y escuchar argumentos del tipo "vosotros los blancos haced lo que queráis en vuestros países, pero aquí dejadnos en paz y no nos queráis traer la homosexualidad y la violación de niños". Y se te anuda la garganta cuando ves las incoherencias internas de regímenes sociopolíticos que ahorcan, golpean y maltratan a personas homosexuales mientras legitiman las violaciones a niñas, la poliginia violenta, los matrimonios forzados precoces y todo lo demás que consideran no sólo "aceptable" sino "un valor africano" que en ningún caso asocian con la pederastia, el abuso sexual o la violación de derechos básicos de la niña.

Durante mi estancia en distintas zonas subsaharianas me he hecho muchas preguntas sobre los límites de la intervención colonial y postcolonial: ¿hasta qué punto lo que hago es fruto de un neocolonialismo garantista de derechos y libertades que no tiene en cuenta los criterios propios de la población local?, ¿hasta qué punto extrapolar los grandes valores de las democracias occidentales (libertades y derechos individuales, por ejemplo) no es ya acabar con el propio sistema vigente (colectividad frente a individuo) tan distinto a lo extranjero que pensamos que es mejor? (...)

Como heredera de la Ilustración (tardía, heredera aunque duela a veces, de las democracias occidentales y de la visión asumida de que las personas en nuestra individualidad tenemos derechos y libertades que han de ser garantizadas por las instituciones públicas, constituidas entre todas/os), miro mi tatuaje de la pierna izquierda que dice "Sapere Aude" y se me crea una capa de neblina en los ojos al tratar de argumentar con un campesino local que la homosexualidad no tiene nada que ver con las violaciones de niños, y que más bien es el heteropatriarcado normativo quien más menores (niñas) lleva violando desde su historia. Se me nubla la vista, me tirita el párpado izquierdo, y me toco el tatuaje como si mirara arriba del mapa y viera un parlamento europeo pro-derechos homosexuales aplaudiendo mi intervención. Y me siento por momentos más occidental que nunca. (¡Y qué difícil se me hace expresar esto, pero hay que sentirlo, chères amies...!)

Caigo en generalidades escribiendo esto, je sais, pero en general lo que he constado entre mis camarades africanas/os es un rechazo frontal a hablar siquiera del tema (pues sus sistemas de valores, la familia -¡ay, Lévi-Strauss!- no permiten aceptar la homosexualidad como un "hecho" sino como una deformación), un rechazo apoyado en una ausencia de educación sexual mínima (¡"no saben nada", por Afrodita, me comporto como una irritada neocolona, pero es que venden en los autobuses cremas curatodo mientras aseguran que la palabra "clítoris" es un invento de occidente y que no hay más opción que la penetración (violación tantas veces) del macho a la hembra que si no siente placer es porque es una frígida!)...

Tengo mis errores en la intervención, y siempre por eso ando revisándome y recuestionándome qué es lo que hago y por qué lo hago... pero aunque me desprendo (intento) todo lo que puedo del prejuicio colono, en tantos temas -como en éste sobre la homosexualidad- no puedo sino declararme con orgullo heredera de un occidente que progresa en el reconocimiento de las libertades sexuales y reproductivas y garantiza (o camina hacia ello) la posibilidad de un desarrollo pleno de las personas con independencia de su orientación sexual. "¡Oh, por las diosas, te has vuelto pro-Europa!" Ya, nothing to do about it. Sólo cuando ves, sólo cuando sientes y cuando vives la represión social de regímenes autoritarios que condenan (castigan en lo físico y en lo psíquico) todo tipo de manifestación distinta a lo establecido, sólo cuando eso... te aferras a los derechos con los que has nacido y que consideras mínimos/justos/básicos; me lanzo en la búsqueda de una fundamentación teórica que legitime lo que considero necesario para asegurar los derechos y libertades básicas de las personas (menores y adultas). Y en esas líneas en occidente llevamos muchos años teorizando... aunque el error básico es aplicar el cuento de puertas para adentro (como el caso francés que tanto destaca por su hipocresía y masacre histórica (aún mantenida) en las dictaduras militares que mantiene en sus excolonias mientras goza de una nutrida-teórica democracia local)... pero los años de teoría que llevamos a nuestras espaldas se notan cuando comienzas a dialogar con modelos sociales intolerantes y cerrados sobre su propio centro/eje que no están dispuestos a hablar sobre nada, que afirman su identidad masacrando derechos ajenos.

En más de la mitad del territorio africano hoy se condena a las personas homosexuales. Es ilegal ser homosexual. En cuatro países hay una legislación expresa que condena la homosexualidad con pena de muerte. En más de veinte países las leyes se han endurecido para castigar con penas de prisión (torturas/maltratos...) las "conductas homosexuales". Entre ellos Camerún, por cierto, país en el que viví la aplicación de la brillante ley "antiviolación" de 2014, propulsada por el abominable Biya: la ley que prohíbe a las muchachas llevar faldas cortas para "evitar ir provocando" y así que los hombres no se tengan que ver forzados a consumar su instinto animal de violar a la hembra.

Si me tienen que insultar mis camarades subsaharianas/os una vez más con el "blanche!", por primera vez, asumo el "insulto" con orgullo. Porque para mí no hay legitimación alguna para la imposición violenta de un tipo de vida que se ha de llevar, porque esa imposición la hemos vivido en nuestros pueblos durante muchos años, porque aún estamos saliendo pasito a paso de la homofobia estructural que configura nuestras sociedades, y porque creo que cada una/o tiene el derecho de amarse como quiera en libertad y que hemos de crear un entramado sociopolítico que garantice que ese derecho pueda ejercerse.

Muchas compañeras africanas/os piden asilo político a occidente por su homosexualidad. Otras luchan desde el silencio tratando de transformar su entorno en algo menos represivo y autoritario. Hay otras más que manifiestan su oposición al régimen en colectividad aún a riesgo de perder su vida. Con todas ellas/os y por todas vosotras/os, grito hoy, me sumo a vuestra lucha. Nuestra África es un África libre, plural y diversa.

Orgullo por lo propio, orgullo por lo ajeno plural y distinto.

Libertad para un pueblo, y muchos abrazos.

-Isa-



miércoles, 4 de marzo de 2015

Lo que nos mueve



A mis compañeras/os, esa esperanza activa que cohesiona mis días

 
Lo que llevamos dentro es una fuerza inagotable de cambio regenerándose a cada momento en acciones concretas. Llevamos la fuerza aprendida en nuestra experiencia, a la que sumamos la de todas las mujeres y hombres con quienes compartimos nuestro camino, y en especial, la de todas esas niñas y niños del mundo con quienes hemos aprendido tanto de la lucha que es vivir en un entorno de gritos y golpes donde no hay tiempo ni lugar para la risa.

Nos mueve un intenso sentimiento de empatía hacia las personas sumidas en un agujero de injusticia social que las mantiene esclavas a una rutina de violencia, represión y miedo, un sentimiento de amor profundo hacia su valía intrínseca.

Nos mueve la conciencia de que las capacidades de nuestras compañeras/os humanas/os en otras comunidades no pueden desarrollarse con plenitud dados los niveles de opresión ejercicidos por otros humanos, hombres en su casi total mayoría (no es dato menor, insistimos).

Jornada de mejoras en la educación infantil, Outils pour les enseignantes (Duala)


Nos mueve el conocimiento de que su situación de opresión es fruto de un conjunto de acciones humanas, perpetuadas en un sistema político-económico que beneficia a minorías selectivas en detrimento de los derechos y libertades fundamentales de estas grandes mayorías humanas con las que trabajamos y vivimos.

Nos mueve, del mismo modo, la certeza de que la situación es reversible, de que los esfuerzos dirigidos a la emancipación de los pueblos, colectivos y personas oprimidas encuentran su sentido cada vez que obtenemos pequeños triunfos, esos grandes pasos para consolidar la libertad y la autonomía personal y social arrebatada.

Nos mueve el rechazo a las políticas intervencionistas de carácter asistencialista y mater/paternalista hacia "el otro", basada en una negación implícita de la capacidad del pueblo/persona oprimida para gestionar su propia vida y crear su propio camino ("vosotros lo que necesitáis es...");

el rechazo a las políticas neocolonizadoras que visibilizan los sures (a las africanas y africanos, por ejemplo, invisibilizando sus plurales formas de vida y autoorganización) como débiles, sumisos y dependientes de la ayuda externa ("tenemos que darles esto para que avancen");

el rechazo a las medidas "parche" llevadas a cabo desde las instituciones públicas occidentales de carácter caritativo y parcial que, lejos de ahondar en las problemáticas globales y multicausales que afectan a las poblaciones oprimidas/(neo)colonizadas, se centran en aspectos superficiales y puntuales para mantener de este modo el estado de cosas vigente sin grandes alteraciones (hacer pequeñas campañas de sensibilización europea de lo pobres que son los africanos "por naturaleza" y tranquilizar las conciencias ofreciéndoles donar diez euros al día a una ong también europea de carácter salvífico y protector).

Nos mueve la conciencia de igualdad de oportunidades de base como principio motor de un cambio estructural en el ordenamiento social/comunitario y encaminamos nuestro trabajo a lograr una igualación de esas condiciones, azarosamente impuestas a las personas/grupos humanos en función de su lugar de nacimiento.

Nos mueve la posibilidad abierta de cambio que cada situación plantea, por dura de asumir que sea ésta. Negamos la aceptación de las desigualdades y la pasividad generada por el sistema global en el que nos inscribimos: sabemos que todas podemos hacer mucho por construír alternativas, lo comprobamos cada día con nuestros actos y los de tantas y tantas personas. Ya abrimos la caja de la creatividad y la transformación social positiva y ahora éstas sólo pueden expandirse.

Metodologías no violentas de aprendizaje en el aula, Bambi
Así, sentimos:

El apoyo mutuo como base, en una relación dialógica
en la que "tú" y "yo" somos un "nosotras/os"
en construcción permamente;

El respeto como base, creciendo en ópticas y perspectivas,
relacionadas desde una horizontalidad sincera
que inunda todos los intercambios;

Y una vez más, la mirada esperanzadora
de una infancia liberada,
la transformación de la angustia en risa,
ese estallido limpio, como base...

Los ojos y las sonrisas no pueden
ser negadas por ningún discurso teórico aburguesante.
Ya no. Lo llevamos dentro.

Sonrisas en escuela infantil de Bamguou.

Gracias.

Muchos abrazos y buen día.

-Isa-


[...] Y... ¡estamos de estreno! Conoce a nuestro compañero y su trabajo:Rostiño, joven lingüista. ¡Talento y constancia!

jueves, 15 de enero de 2015

Mon pays... c'est le monde.

Amanece en la escuela maternal de Balepipi, Balessing





Mon pays est un concentré de tous les malheurs des peuples, une synthèse douloureuse de toutes les souffrances de l'humanité, mais aussi et surtout des espérances de nos luttes.

(Thomas Sankara, 1984)

Poesía o barbarie. Como fuga, como encuentro.


La tierra que atrapa.

Sembrada ya la mitad de mi cuerpo
bajo tierra densa de lluvia y pisada
por grietas y heridas de piernas descalzas
golpea con fuerza, hay desgarro por dentro;

entregados mis brazos al sudor y al peso
de la polvorienta infancia con hambre y con miedo,
siento los tirones desde el otro lado,
desde donde yace la mitad de mi cuerpo.

Allí,
donde cada paso es punzante en la espalda,
ardiente en la nuca y vacío en la garganta,
donde cada lluvia por dentro te empapa,
donde nuestros ojos ven solo miradas,

cavan el surco madres en la tierra
que cubre la mitad de mi cuerpo encerrado,
brotan pequeños y grandes los maizales,
cantan los pájaros brillantes, que posados
tiñen de luces ese verde selvático;

cargan de agua plásticos rajados,
las botellas planas y los cubos amplios
muchas manos juntas minúsculas y fuertes
para regar la sed de mi cuerpo sembrado
y que vengan mañana a posarse otros pájaros;

corren las infancias con cañas de azúcar
sobre sus cabezas y el vientre cansado
de inventarse dulces pequeños bocados,
corren aunque sangren de heridas los pasos
y el peso del cubo desgarre los brazos.

Y allí,
mientras veo la mitad de mi cuerpo a la sombra
rodeado de verdes, miradas y cantos,
apartándome a niños y a madres cavando,
me siento en la escuela a esperar, sollozando,

me siento tan débil, los huesos pesando
los kilos en agua de lluvia atrapados
que no encuentro nada que alivie mi espanto
y saque el dolor que el horror va clavando
más que una sonrisa de un bebé muriendo,
muriendo sin rima, en silencio muriendo.

Y los tirones vuelven desde el otro lado,
cada vez más gritos, cada vez más manos
que me agarran juntas, para que te escriba
y al leerme ahora agarran tus párpados,
tus ojos ya saben, aún faltan tus actos.


Me śe dividida enteramente,
enteramente unida al momento presente,
que ruge, que chilla, que exige respuesta
inmediata, conjunta, que estemos alerta;

mientras haya vida estaremos unidas,
y, aunque divididas, seremos la misma
fuerza palpitante creando presentes
de amor y esperanza activa de gentes,

seremos los pies embarrados y heridos,
seremos también los desaparecidos,
mujeres y niñas, jóvenes y niños
seremos por siempre altavoz de sus gritos
y mano compañera que traza camino.


Soy los dos mundos,
tensionados, ardientes;
somos el mundo,
el latido presente.

Todo ha pasado tan deprisa
que sólo me queda reconocer mi necesidad de tiempo para,
y leerme y releerme en mí
y en otras personas
y en otras formas de vida, releerme
mientras leo la historia colectiva
las mudas historias,
la rabia reprimida.


Porque somos más iguales
de lo que creemos
y siento
que hay algo
estallando
en cada una de nosotras
capaz de generar
lo bueno aún no creado.

Y yo
tengo un amigo en el sur
tengo una hermana en el sur
tengo unas manos arrugadas
que no abrazan solo,
que trabajan.

Tengo cientos de ojos pegados
a la solapa de mi mente
anclados, pidíendome
que les devuelva la mirada

Para mí ese sur ya no es anónimo
para mí ese sur ahora es mi norte,
un norte que me salva de los días
un norte que construye ese horizonte
donde todos los posibles pueden darse...

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Gracias por seguir apoyando nuestros pasos.
Estamos construyendo muchos de esos posibles,
haciéndolos reales. Lo estamos haciendo juntas/os.

Os quiero.

-Isa-