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Amanece en la escuela maternal de Balepipi, Balessing |
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Mon pays est un concentré de tous
les malheurs des peuples, une synthèse douloureuse de toutes les
souffrances de l'humanité, mais aussi et surtout des espérances de
nos luttes.
(Thomas Sankara, 1984)
Poesía o barbarie. Como
fuga, como encuentro.
La tierra que atrapa.
Sembrada ya la mitad de mi cuerpo
bajo tierra densa de lluvia y pisada
por grietas y heridas de piernas
descalzas
golpea con fuerza, hay desgarro por
dentro;
entregados mis brazos al sudor y al
peso
de la polvorienta infancia con hambre y
con miedo,
siento los tirones desde el otro lado,
desde donde yace la mitad de mi cuerpo.
Allí,
donde cada paso es punzante en la
espalda,
ardiente en la nuca y vacío en la
garganta,
donde cada lluvia por dentro te empapa,
donde nuestros ojos ven solo miradas,
cavan el surco madres en la tierra
que cubre la mitad de mi cuerpo
encerrado,
brotan pequeños y grandes los
maizales,
cantan los pájaros brillantes, que
posados
tiñen de luces ese verde selvático;
cargan de agua plásticos rajados,
las botellas planas y los cubos amplios
muchas manos juntas minúsculas y
fuertes
para regar la sed de mi cuerpo sembrado
y que vengan mañana a posarse otros
pájaros;
corren las infancias con cañas de
azúcar
sobre sus cabezas y el vientre cansado
de inventarse dulces pequeños bocados,
corren aunque sangren de heridas los
pasos
y el peso del cubo desgarre los brazos.
Y allí,
mientras veo la mitad de mi cuerpo a la
sombra
rodeado de verdes, miradas y cantos,
apartándome a niños y a madres
cavando,
me siento en la escuela a esperar,
sollozando,
me siento tan débil, los huesos
pesando
los kilos en agua de lluvia atrapados
que no encuentro nada que alivie mi
espanto
y saque el dolor que el horror va
clavando
más que una sonrisa de un bebé
muriendo,
muriendo sin rima, en silencio
muriendo.
Y los tirones vuelven desde el otro
lado,
cada vez más gritos, cada vez más
manos
que me agarran juntas, para que te
escriba
y al leerme ahora agarran tus párpados,
tus ojos ya saben, aún faltan tus
actos.
Me śe dividida enteramente,
enteramente unida al momento presente,
que ruge, que chilla, que exige
respuesta
inmediata, conjunta, que estemos
alerta;
mientras haya vida estaremos unidas,
y, aunque divididas, seremos la misma
fuerza palpitante creando presentes
de amor y esperanza activa de gentes,
seremos los pies embarrados y heridos,
seremos también los desaparecidos,
mujeres y niñas, jóvenes y niños
seremos por siempre altavoz de sus
gritos
y mano compañera que traza camino.
Soy los dos mundos,
tensionados, ardientes;
somos el mundo,
el latido presente.
Todo ha pasado tan deprisa
que sólo me queda reconocer mi
necesidad de tiempo para,
y leerme y releerme en mí
y en otras personas
y en otras formas de vida, releerme
mientras leo la historia colectiva
las mudas historias,
la rabia reprimida.
Porque somos más iguales
de lo que creemos
y siento
que hay algo
estallando
en cada una de nosotras
capaz de generar
lo bueno aún no creado.
Y yo
tengo
un amigo en el sur
tengo una hermana en el sur
tengo unas manos arrugadas
que no abrazan solo,
que trabajan.
Tengo cientos de ojos pegados
a la solapa de mi mente
anclados, pidíendome
que les devuelva la mirada
Para mí ese sur ya no es anónimo
para mí ese sur ahora es mi norte,
un norte que me salva de los días
un norte que construye ese horizonte
donde todos los posibles pueden
darse...
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Gracias por seguir apoyando nuestros
pasos.
Estamos construyendo muchos de esos
posibles,
haciéndolos reales. Lo estamos
haciendo juntas/os.
Os quiero.
-Isa-